viernes, 1 de marzo de 2013

LAS MUJERES DE PABLO PICASSO

Picasso fue un artista que su vida estuvo marcada por amantes, esposas y divorcios.

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Pero hubo una mujer que estuvo apunto de cambiar su vida y no costa en estos reportajes.

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Tan bella mujer, se llamaba y se llama " LA GIOCONDA "



Cuando desapareció la Mona Lisa , los diarios de la época sugirieron que la policía 
estaba tras los pasos de una banda que había llegado a la capital francesa para robar 
grandes obras de arte.



Se creyó que era una banda internacional porque era Gery Pieret era belga, Apollinaire 
tenía un pasaporte ruso (aunque había nacido en Italia) y Picasso era español.


Las conjeturas de la policía no eran del todo infundadas.


Cuatro años antes, en 1907, el genio español y Apollinaire sí estuvieron implicados en 
otro golpe al museo.

El belga Joseph Géry Pieret, amigo del poeta Apollinaire, robó dos antiguas estatuillas 
ibéricas que terminaron en la casa de Picasso, por el irrisorio precio de 50 francos.





En 1911, Pieret robó una tercera pieza que luego devolvió a través del Jornal del París.

Picasso utilizó las dos primeras piezas para plasmar Las señoritas de Avignon , que marcó 
tal vez un punto de inflexión en la historia de la pintura universal.




La verdadera trama de este embrollo pasó desapercibida hasta que Fernande Olivier.



La modelo y por aquellos años amante de Picasso, publicó mucho años después, en 1933, 
el trasfondo de esta historia en su libro de memorias Picasso y sus amigos. 
Fue ella quien contó que quisieron deshacerse de las obras y que Picasso era partidario 
de tirarlas al Sena, cosa que intentaron, pero al final no se atrevieron porque creyeron que 
los perseguían.
Finalmente Apollinaire las vendió en forma anónima a través del París Jornal y entonces los pillaron.


Sobre el final de su vida Picasso



Se animó a hablar de aquel incidente: “¿Se acuerdan del asunto en el que me vi 
envuelto cuando Apollinaire robó unas figuras del Louvre? Bien, ¡si miran las 
orejas de Las señoritas de Avignon reconocerán las orejas de estas piezas escultóricas.


EL ROBO DE LA MONALISA


Las sospechas incluyeron la detención del poeta Guillaume Apollinaire en septiembre 
de 1911, un mes después de que la Gioconda desapareciera del Louvre y hasta un 
interrogatorio al futuro autor del Guernica .



También existió un dramático careo entre los dos amigos en el que Picasso negó 
conocerlo.

Cuando Pablo Picasso tuvo que elegir entre su futuro de gloria o un gran amigo, no dudó: 
se quedó con la primera opción.
La segunda posibilidad tenía –es cierto– algunas consecuencias indeseables, como la 
cárcel o la mismísima expulsión de Francia, que bien podría haber significado el final de 
su prometedora carrera.
La policía francesa sospechaba que el creador del cubismo formaba parte de una banda internacional de traficantes de arte; no de cualquiera; sino de la que se quedó durante un 
buen tiempo con la obra más famosa y deseada de todas; la Mona Lisa.

El pintor, que apenas había pasado los 30, vio a su amigo esposado y asustado, pasó dos 
días preso, pero no titubeó cuando los enfrentaron y le preguntaron si lo conocía. “Jamás 
lo he visto”, dijo.

Fueron dejados en libertad 


Un cantante, en las calles de París vendiendo una canción alusiva al robo: "L'as-tu vue? 
La Joconde?"




VINCENZO PERUGIA y EDUARDO VALFIEMO

Vicente Perugia carpintero aventual del Louvre fue quien realizo el robo.




La pintura fue recuperada dos años y ciento once días después del robo.


Un estafador argentino llamado Eduardo Valfiemo convenció al carpintero italiano 
Vincenzo Perugia  para que robase el cuadro, con el fin de venderlo por una cifra 
millonaria. 
En realidad la intención de Valfierno era la de vender copias falsas del cuadro a 
cuantos incautos picaran, pero para ello había que hacer desaparecer a la 
auténtica Gioconda previamente. 

Y dicho y hecho, antes de urdir el plan del robo, el argentino se puso en contacto con el 
pintor francés Yves Chaudron, quien se creía capaz de falsificar cualquier cosa, y si lo hizo, 
hasta seis copias casi perfectas le entregó al estafador. 
Valfiemo hizo negocio con cinco coleccionistas estadounidenses y un brasileño, a quienes 
les vendió falsificaciones realizadas por el pintor Yves Chaudron, por enormes sumas de 
dinero.

EDUARDO VALFIEMO



En 1931, Valfierno contó su historia a un periodista estadounidense, Karl Decker, 
revelando la identidad de los estafados con las falsificaciones.
Sin embargo nunca se recibió denuncia alguna por las estafas que sufrieron los 
compradores, pero Valfierno murió rico.

VINCENZO PERUGIA



Mientras tanto, Perugia, cansado de esperar noticias de Valfierno, que nunca 
llegaron según la versión oficial, se trasladó de nuevo a Italia.
En mayo de 1913 leyó en un periódico que un anticuario de Florencia estaba 
dispuesto en la compra de todo tipo de obras de arte. Perugia se puso en 
contacto con él y le ofreció el cuadro por medio millón de dólares y la condición 
de que nunca volviera a salir de Italia.
Al principio pensó que se trataba de una broma, aunque concertó una cita a la que 
acudió acompañado de su amigo, el director de la Galería de los Uffizi, Alfredo Geri.

La entrevista tuvo lugar en el Hotel Trípoli de Florencia, donde el ladrón, para su 
asombro, les mostró el cuadro, guardado en un  cajón y envuelto en una tela roja.

Tras dar aviso a la policía, Perugia fue detenido, y más tarde declararía que su 
intención era vengar los numerosos robos cometidos por Napoleón en Italia, 
ignorando que no había sido éste uno de ellos.
No sabía que Leonardo da Vinci llevó esta pintura como un regalo para el rey 
Francisco I cuando este lo llamó a Francia para que fuera pintor de su corte.



Perugia alegó que el robo había sido perpetrado para devolver la obra a su 
verdadera patria, y que él sólo era víctima de un estafador.

Peruggia fue considerado casi como una especie de héroe nacional en Italia y 
se le aplicó una leve pena de un año y quince días de prisión, de los que tan sólo 
cumpliría la mitad. Murió en 1947.

El amigo de Picasso, el poeta  GUILLAUME APOLLINAIRE



Al estallar la guerra de 1914, se alistó como voluntario para conseguir la nacionalidad 
francesa y fue herido de gravedad en la cabeza en 1916; ese año se le concede la 
nacionalidad francesa, murió dos años después, víctima de la gripe española, cuando 
aún estaba convaleciente.

Hasta pronto.






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