De "La comisión Roberts" nacería los " Monumentsmen " ( Hombres de los Monumentos )
también se les conocía como los Venus Fixers.
Cuando dio inicio la guerra, los curadores, historiadores, académicos y expertos en arte,
que posteriormente formarían este comando especial, ya habían entrado a su mediana edad.
Pero era necesario reclutarlos una vez se supo que la invasión a Europa era inminente.
Había una imperiosa necesidad por salvar los edificios históricos y rescatar aquellas
obras que ya habían sido tomadas por la Alemania Nazi.
Tres años estuvieron en “batalla”, mal equipados y sin tener un camino trazado con
claridad, en búsqueda especialmente de aquellos tesoros perdidos obras y esculturas de
Goya, Rubens, Manet, Picasso, de Rembrandt, Miguel Ángel, Vermeer y Gante.
PARIS - 2 de diciembre de 1941: En el Museo Jeu de Paume, Mariscal del Reich
Hermann Göring, pintura en la mano izquierda y el cigarro en la mano derecha, se
sienta mirando a dos pinturas de Henri Matisse siendo apoyados por Bruno Lohse.
De pie a la izquierda de Göring es su asesor de arte, Walter Andreas Hofer.
Ambos cuadros fueron robados de la colección Paul Rosenberg por los nazis y fueron
recuperados y devueltos después de la guerra.
El cuadro de la izquierda, margaritas, hoy cuelga en el Instituto de Arte de Chicago.
La otra, titulada Danseuse au Tambourin, está en el Museo Norton Simon dePasadena, California. (Foto: Archivo de Museos Nacionales).
Entre sus logros más resonados -y que recrea la película – fue el increíble hallazgo en
las Minas de Sal de Altaussee en Austria. A más de 56 kilómetros de profundidad, Hitler
tenía oculto más de seis mil piezas de arte.
Los robos fueron ordenados por Hermann Göring, mano derecha de Hitler.
Descubrir todo lo que Hitler guardaba ahí les tomó dos semanas en registrarlo.
En realidad dos semanas para clasificar seis mil piezas de arte parece poco tiempo.
Pero si calculamos que los " Monumentsmen " estaba compuesto por más de 200expertos de 13 naciones, vemos que fue un trabajo agotador.
Entre los cuadros se hallaban obras de Vermeer con toda su documentación que ponía
en evidencia al artista y galerista holandés Van Meegeren.
Chica mirándose en el espejo. de Van Meegeren.
“Cristo con la mujer adúltera” de Jan Vermeer y que vendió por 30 millones de marcos
al mariscal alemán del III Reich Hermann Göring.
Su detención no se hizo esperar. Acusado de colaboración, traición a la patria y robo y
tráfico de obras de arte, a Van Meegeren sólo le podía esperar la condena a muerte.
La policía se dirigió entonces a su galería para detenerle por traición a la patria, pues había vendido una obra del patrimonio nacional al enemigo.
Había sido un ladrón, un colaborador, se había aprovechado del sufrimiento de su
pueblo, cometido la deslealtad de robar a su país para ayudar a los nazis.
El acusado Van Meegeren se justificó diciendo que, para salvar el original, le había
vendida a Göring una falsificación, como era una excusa difícil de creer, sólo tenía dos
opciones: la condena a muerte o la cadena perpetua.
Cuando se hallaba ante el tribunal, sorprendentemente propuso un trato: pintaría una
réplica exacta de una obra maestra del arte holandés y demostraría con ello que era
un falsificador.
réplica exacta de una obra maestra del arte holandés y demostraría con ello que era
un falsificador.
El tribunal le dio una oportunidad, lo encerraron en un estudio convertido en cárcel
y de sus trazos surgió una nueva obra maestra como había hecho en 1938 con
“La Última cena” y “El Cristo de Meaux”, exhibidas en el museo Boymans, y consideradas por muchos especialistas mejores que el original.
Dos expertos contemplan la obra del falsificador Han van Meegeren 'La cena de Emaús'.
Mal atribuida a Vermeer, en su época se consideró la obra maestra del pintor holandés.
Los Jueces no conforme por los expertos en arte del juicio trajeron expertos
de diferentes partes del mundo y que no supieran nada del juicio. Todos ellos
autentificaron que eran autenticas obras de Vermeer.
Referente a “Cristo con la mujer adúltera” de Jan Vermeer y que vendió por 30 millones
de marcos al mariscal alemán del III Reich Hermann Göring. y realizada por
Meegeren obra por la cual fue llevado a los tribunales.
En esa época , las pocas obras catalogadas, no eran del conocimiento general y por
esta razón muchos entendidos cayeron en el timo, dado el parecido, la coloración, la
temática y el estilo y la gran técnica de Meegeren.
Un lienzo muy parecido al arte de Vermeer representaba la escena evangélica de la
“mujer adúltera”. El estilo recordaba al del prestigioso pintor barroco, la placa sobre
el marco indicaba que en efecto era suyo pero sin embargo, era la primera vez que se
tenía constancia de esta obra, desconocida para cualquier especialista y sobre todo,
vista por vez primera. Como quiera que la cosa no les terminó de encajar a los
americanos decidieron formar un comité de expertos que autentificaran el cuadro.
Meses después de practicar todo tipo de pruebas, tanto el material, la técnica como
la antigüedad que acumulaba el lienzo, no dejaban lugar a dudas: era un auténtico
Johannes Vermeer.
Meegeren, solo fue condenado a un año de cárcel y paso de ser un traidor aun héroe
nacional que a conseguido engañar a Göring y Hitler.El 12 de noviembre de 1947 la Cuarta Cámara de la Corte Regional de Amsterdam
declaro a Han van Meegeren culpable de falsificación y fraude, y fue sentenciado a una
prisión mínima de un año. El 26 de noviembre de 1947, el último día para apelar al fallo,
Van Meegeren sufrió un ataque cardíaco y fue llevado al hospital Valeriuskliniek de
Amsterdam. En el hospital, Van Meegeren sufrió un segundo ataque el 29 de diciembre,
y fue declarado muerto a las 17 horas del 30 de diciembre de 1947 a los 58 años de edad.
Van Meegeren: «¡He probado al mundo que un plagio puede ser tan bello como el original!»
La chica del sombrero azul es una pintura atribuida a Johannes Vermeer, pero que en
realidad fue creada por Han van Meegeren y vendida en 1937 a la colección Thyssen.
En 1958 fue declarada falsa y retirada del inventario; hoy sin embargo, se la puede
hallar en reproducciones modernas, vendidas como obra de Vermeer.
Solo un pequeño apunte Miguel Ángel le vendió al papa Julio II esculturas suyas como
si hubieran sido cinceladas por los griegos.
Hasta pronto.
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