Cuentan que cuando el político francés Georges Clemenceau
Vino a Barcelona a dar una conferencia, al ver la Pedrera se marchó corriendo sin dar
siquiera su discurso, aterrado de que la gente pudiese vivir en un sitio así.
No siempre las obras de Gaudí fueron admiradas, es por ello que el pueblo de Barcelona
la bautizo como la " PEDRERA " ( LA CANTERA ) cuyo nombre es el conocido por
todos los catalanes.
Interior de la casa MILA " PEDRERA "
Quizás todo empezó cuando Elies Rogent
Director de la Escuela de Arquitectura de Barcelona, dijo en el momento de otorgarle
el título: ”Hemos dado el título a un loco o a un genio, el tiempo lo dirá”.
Quizá por eso, al recibir el título, Gaudí, con su irónico sentido del humor, comentó a su
amigo el escultor Llorenç Matamala: ”Llorenç, dicen que ya soy arquitecto”.
En plena euforia del modernismo el matrimonio Milà-Segimon
Encarga al ya muy renombrado Antoni Gaudí la construcción del edificio, dándole carta
blanca al arquitecto en el diseño y materiales.
Habían quedado impresionados con su trabajo en la vecina Casa Batlló.
En 1906 se colocará la primera piedra y durante 6 años, y no exento de polémica, se irá levantando el edificio que se conocería popularmente como "Pedrera" por su similitud
con una cantera a cielo abierto.
El material de construcción se extraía de la cantera de Vilafranca y se transportaba ya
cortada en bloques numerados que teóricamente debían encajar en el sitio exacto.
Como no siempre era así y había que subir y bajar los bloques varias veces se construyó
al efecto la primera grúa de obra del estado español.
En esta época las revistas satíricas no dejaron de hacer chistes sobre la obra.
Junceda la presentaba en un chiste como una «mona de Pascua»; Ismael Smith insinuaba
que había sufrido un terremoto como Messina.
Picarol la asimilaba a un imaginario Valhalla wagneriano o como una defensa antibélica
de la guerra de Marruecos, o como un hangar para dirigibles.
Don dinero levanta cielos y ensancha calles. La casa Milà sobrepasaba los límites de la
legalidad en cuando a altura y ocupación de la vía pública, según la legislación de la época.
Tuvo que ser catalogada como monumento artístico antes de su finalización.
Incluso el matrimonio Mila se negó a pagar las ultimas entrgas a Gaudí por dicha obra,
que les parecía horrenda.
Teniendo que ir a juicio y de esta forma Gaudí pudo cobrar más de cien mil pesetas que
el matrimonio se negaba a pagarle por sus trabajos.
Pere Milà murió en 1940, su mujer, Roser Segimon le sobrevivió veintitrés años,
residiendo en el piso de la Pedrera, un espacio de más de mil trescientos metros
cuadrados.
Vivió toda su vida en los decorados de Gaudi que no le gustaban, y los cambió por
entero a la muerte del arquitecto en 1926 por un estilo muy convencional.
También se colocará parquet de madera en todas las estancias sobre la original cerámica modernista.
En 1969 el gobierno de español declara el edificio Monumento Histórico-Artístico
Será en 1984 cuando la UNESCO catalogue la Casa Milà como Patrimonio Mundial por su
extraordinario valor artístico.
Desde su apertura al público en 1987 ha recibido más de 25 millones de visitas
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